Cada año, la ganadería industrial envía al matadero a un número de animales de granja equivalente a ocho veces la población humana del planeta Tierra . Nunca antes en la historia habían muerto tal cantidad de animales para nuestra alimentación; y nunca antes en la historia cada uno de estos inocentes seres había padecido tanto sufrimiento a lo largo de su vida. La ganadería industrial es la principal causante de maltrato animal en la historia . Los animales, víctimas silenciosas, han sido convertidos en simples máquinas generadoras de carne, leche y huevos . Seres sensibles con un deseo de vivir, a los que sus vidas les son robadas. Estas son las imágenes de la ganadería industrial. Imágenes que nos muestran la realidad que se nos oculta. Si alguna vez pensaste en ayudar a los animales, no hay mejor momento que el actual. Al sustituir la carne en tu alimentación, ayudarás en cada comida a que estas imágenes pasen a formar parte del pasado . En la website Gastronomía Vegana
Cada vez más se entiende que los animales domésticos son una responsabilidad, no un juguete, y que por tanto tenemos la obligación de cuidarlos con la debida diligencia. El abandono puede considerarse como un maltrato si consideramos que en la calle, carretera, terrenos baldíos y/o encerrados los animales no pueden proveerse por sí mismos de comida, agua, abrigo y protección de su salud. Abandonados, sin asistencia alguna, los animales están expuestos a toda especie de agresión y violencia, como envenenamientos, atropellos y muerte. Las relaciones entre el ser humano y algunos animales es milenaria. De entre ellas, puede destacarse la que mantiene con el perro; sin embargo, hoy se les trata como objetos de consumo que se pueden adquirir y desechar a placer. Bajo circunstancias variadas, como falta de capacidad económica, cambios de residencia, aparición de alergias o incompatibilidad, sus cuidadores los abandonan, olvidando que se trata de un ser vivo y que muchas de est
Circos Osos, elefantes, tigres y otros animales no montan en bicicleta, ni se paran en sus cabezas, ni hacen equilibrio en pelotas, ni saltan dentro de aros con fuego por voluntad propia. Ellos no realizan estos y otros difíciles trucos porque quieren; los realizan porque temen lo que pueda ocurrirles si no lo hacen. Para los animales en los circos, no existe nada como “refuerzo positivo”, sino diferentes grados de castigo y privación. Para obligarlos a realizar esos trucos sin sentido y difíciles físicamente, los entrenadores usan látigos, collares apretados, bozales, picanas eléctricas, barras de metal con puntas filosas en gancho y otras herramientas propias del negocio del circo para provocar dolor. En los circos, los elefantes son golpeados, empujados, punzados y pinchados con ganchos afilados, a menudo hasta que sangran. Los padres que programan una visita familiar al circo ignoran las violentas sesiones de entrenamiento con cuerdas, barras de metal con punta
Comentarios
Publicar un comentario